Globalingua 1, sedentarismo 0
13 marzo, 2019El síndrome del traductor
9 abril, 2019En Globalingua somos gente de buen comer y a la que le encanta viajar y conocer otras culturas (y comidas). Hoy hablaremos sobre la traducción gastronómica, una modalidad que nos trae de cabeza como profesionales y, en muchas ocasiones, como clientes.
Este tipo de traducción permite a los establecimientos y las empresas de restauración ofrecer sus servicios a personas procedentes de otros países. En este ámbito se emplean muchas palabras cargadas de elementos culturales. Con el crecimiento del turismo en España, que en 2018 registró una cifra de 82,6 millones de turistas, vemos que cada vez más establecimientos apuestan por la calidad y encargan este servicio a profesionales, aunque, desafortunadamente, muchos siguen optando por utilizar un traductor automático o «algún conocido que sepa idiomas». En un sector que depende tanto de las primeras impresiones, una mala traducción puede ahuyentar al cliente.
Seguro que muchos nos hemos sentado a comer en un restaurante en el que se ofrece una carta traducida a otros idiomas y en la cual nos hemos encontrado verdaderos disparates. Por poner un ejemplo, el ya famoso octopus to the party como alternativa en inglés para el pulpo á feira gallego. No obstante, con la apertura de restaurantes de comida de otros países (japonesa, tailandesa, china, etc.), cada vez estamos más habituados a leer en las cartas nombres como bao, ramen o sushi, que ya ha sido aceptada por la Real Academia Española.
Definitivamente, para saber realmente lo que comemos, ofrecer una buena imagen y evitar que se hagan muchas de las bromas que abundan sobre la mala calidad de las traducciones en este ámbito, es muy importante la labor de un buen traductor que sepa transmitir y adaptar estas realidades.
María Donapetry
Traductora de Globalingua