La traducción gastronómica
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24 abril, 2019En Globalingua, padecemos la mal denominada «enfermedad del traductor» y no conseguimos desconectar nuestro corrector ortográfico interno ni en nuestro tiempo libre. Digo «mal denominada» porque, en realidad, no debería considerarse algo negativo que nos perturbe cómo están escritos los textos que nos encontramos en nuestro día a día ni tampoco el hecho de exigirles un poco más de atención o esfuerzo a sus autores.
Un estudio reciente de la famosa editorial Cuadernos Rubio, que a casi todos nos trae muchos recuerdos de nuestra infancia, no hace más que respaldar la teoría de que, en general, escribimos muy mal.
Las nuevas tecnologías y el carácter instantáneo de las redes sociales, que sin duda se han convertido en el nuevo rey de internet, son las principales causas de que la corrección ortográfica quede ya relegada a un segundo o, incluso, tercer plano. Así, no es de extrañar que el estudio cite entre los errores habituales faltas tan chocantes como «¡Haber si espabilas!» o «Te hecho de menos». Aunque sin duda, las grandes olvidadas cuando escribimos con prisa son las tildes. Tal y como señala el informe, es el error más frecuente en las redes, donde los autores de los textos suelen «omitirlas por ahorrar tiempo» o usarlas de forma errónea por «no pararse a pensar».
Poco a poco nos vamos acostumbrando a este tipo «patadas al diccionario» y cada vez nos choca menos ver esta clase de errores y es una auténtica pena que, en tiempos en los que se nos facilitan tantos medios y tanta información, escribamos cada vez peor. La solución es sencilla: fijarse mucho y, sobre todo, leer más. Desde Globalingua, queremos dar a conocer esta «enfermedad del traductor» desde una perspectiva positiva. Así que ya sabéis, si la habéis contraído, no busquéis una cura, ¡tratad de contagiar a toda la gente que podáis!
Marcos Martínez
Traductor de Globalingua